Buenas noches a todos los presentes hoy aquí en nombre de los alumnos de 2º de Bachiller.

Si tuviera que describir mi paso por el colegio en una sola palabra sería agridulce. Agridulce en el sentido de la superación, de que todo aquello que fue malo, lo hemos conseguido convertir en bueno.

Cuando pasas mucho tiempo en un lugar acaba por convertirse en tu casa, en el sitio en el que te sientes cómodo y donde vives tantos momentos buenos y malos como los que se viven en tu verdadero hogar. Estos dos últimos años han sido años duros, pero a la vez de los más bonitos. En ellos hemos experimentado gran cantidad de sentimientos y hemos vivido momentos que llevábamos esperando muchísimo tiempo como el hecho de ser los dos últimos años aquí, el tener cada vez que tomar más decisiones, vivir nuevos momentos junto a compañeros y profesores como el viaje a Italia, el viaje a Madrid como despedida de esta gran etapa de nuestra vida, la tan esperada convivencia. Desde bien pequeños soñábamos con que llegara ese día solo para saber qué se sentía al ser el mayor del cole y para demostrar todo lo que años atrás habíamos planeando en nuestra mente. Por hablar de momentos, hace años que muchos ya ºteníamos pensado cómo sería la noche de hoy y, sin darnos cuenta, en un abrir y cerrar de ojos, ya ha llegado el día. Nuestra querida graduación.

Tantos momentos son los que se viven en estos años y tan intensos son, que cuando echas la mirada atrás en tal día como el de hoy aparece en nuestra mente una pregunta: “¿qué lo ha hecho tan especial?”.

Siempre he pensado, y creo que muchos de vosotros también coincidis conmigo, que los momentos especiales son especiales por la compañía, por las personas. Si hay algo que representa a este colegio es el compañerismo, la sensación de ser una gran familia. Creo que todos y cada uno de los presentes hoy aquí, como graduados o incluso antiguos alumnos del centro, sois capaces de intuir y sentir esa sensación de familia a la que trato de hacer referencia. Al entrar en tres años estrechas vínculos con personas que a día de hoy son imprescindibles en tu vida. Cuando llegas a primaria todavía estás un poco atolondrado y , aunque no seas muy consciente de todo, lo que  nunca se te olvidará es la cantidad de momentos vividos con tus compañeros y a las personas que te llevas como amigos.

Cuando llegas a la ESO te entra el miedo porque según dicen “no te puedes despistar, chiquito” y, sobre todo, porque tienes miedo a que te separen de tus amigos. Sin embargo, son años que académicamente marcan, pero personalmente todavía más. Empiezas a labrar tu camino como estudiante y como persona, ya que la edad del pavo hace daño pero sobre todo da alegría a los días. En 4º de la ESO  toca tomar la decisión de elegir ciencias o letras, qué ropa me llevo a Granada y, cuando te das cuenta, has llegado a Bachiller. A esos dos años duros e intensos en los que te das cuenta de todo lo que tenías y que ya no has vuelto ni volverás a tener, como esas tardes de poder ver la tele tranquilamente o unas vacaciones sin necesidad de tener que tocar un solo libro. Son años de madurez, mental y académica, de reflexionar personalmente sobre hacia dónde vas y centrarte un poco más, que la vida ya va más en serio.

Me dijeron que tenía que hablar de sensaciones, de sentimientos experimentados a lo largo de mi estancia en Santo Domingo. Si tuviera que quedarme con algo no sabría decir exactamente con qué de todo lo vivido, pero sí quiero destacar algo: en todos los hogares y hasta en las mejores familias, existen las peleas y los malos momentos. Todos ellos solo sirven para mejorar y querer avanzar, para conocer mejor a las personas y aprender a perdonar. Sirven para darte cuenta de que aunque hubieras ido a otro colegio, en otra ciudad y fueses alguien distinto, nunca ibas a ser quién eres y como eres aquí, en este colegio. Porque aunque haya otros colegios igual a este, yo me quedo con él por las maravillosas personas que me ha dado, por la educación que me ha impartido desde bien pequeña, por todos esos maravillosos profesores que me va a costar encontrar en cualquier otro centro educativo, por la de charlas con ellos como en las clases de filosofía en las que nos vamos por las ramas, por las clases en el patio, las excursiones a jugar en el claustro durante las tutorías con Mª Ángeles, por las visitas del Padre Miguel a clase porque “necesita ayuda”. Por esta  infinidad de momentos y cosas, siempre sentiré que este ha sido mi hogar y desprenderme de él va a ser difícil. Pero ya ha llegado el momento de volar, así que… como diría don Luis: nos veremos próximamente en las mejores pizarras de Santo Domingo.

Hasta siempre.

Esther Padilla Ortiz (2 Bachillerato A)

Decía Aristóteles en algún momento, que” las raíces de la enseñanza son amargas, sin embargo, la fruta es dulce”. ¡Y qué razón tenía!

Poco a poco nos vamos dando cuenta de  que tras un duro trabajo se halla una gran recompensa. Pero aún nos queda mucho lienzo sobre el que pintar nuestro paso en este mundo.

Pero bueno, yo voy a hablar un poco de mi historia como la de tantos otros en este colegio. Algunos de nosotros llegamos en 1º de ESO. Pero mi sorpresa,y seguramente la de todos, fue que desde el minuto 1 nos sentimos muy arropados por la gente que ya llevaba años aquí. Para nosotros era todo muy nuevo: el uniforme, rezar en clase, el inventi, Manolo… A pesar de todo esto, rápidamente hice buenos amigos y amigas, que aún siguen siéndolo. Aprovecho esto para pedir perdón por los dolores de cabeza que provoqué a más de un profesor, no sé el dinero que os debo en ibuprofenos ¡madre mía!

Conforme iban pasando los años nuestra personalidad iba forjándose, conocíamos personas nuevas, nos alejabamos de otras… A finales de 4º de la ESO la actitud de todos, en general, cambió e hicimos eso que se le llama ´´madurar´´, algunos antes que otros. Nuestro comportamiento mejoró, tampoco era muy difícil la verdad, senté la cabeza y me empecé a dar cuenta de muchas cosas.

Me di cuenta de cosas relacionadas con mi entorno y con el colegio en gran medida; me di cuenta de que los profesores aquí son más que eso, en otros centros el alumno es un número y mientras hagas el examen da igual el resto. Aquí, en Santo Domingo, los profesores y la gente que trabaja para hacer posible funcionar el colegio te enseñan a ser persona y  transmiten unos valores que en ningún otro colegio te enseñan.

También quiero hacer referencia a los viajes que he hecho con el colegio. El de Granada fue fantástico, aunque no durmieramos muy bien algunos esa noche. Eso sí, la ciudad es fabulosa. Respecto al viaje a Italia quiero decir que es un viaje que nadie de aquí olvidará y que si alguien está pensando en ir quiero que sepa que la ciudad de Pisa es impresionante. Lo malo es que me mareé en el bus de camino y veía las cosas dobladas.

Pero  basta ya  de hablar de mí y centrémonos en el acto. Hoy se cierra una etapa muy larga e importante para todos. Hoy nos graduamos y eso significa que en septiembre no volveremos a este colegio.

Cada uno de nosotros tomaremos rumbos distintos. Y, en un futuro, cada uno aportará algo a la sociedad de una manera u otra. Unos desde el campo científico. Otros lo harán desde los medios de comunicación.Algunos harán un cambio motivando la actividad física y la reflexión en el sentido filosófico, o a través de la economía. A fin de cuentas, todos tenemos la capacidad suficiente para hacer un pequeño pero importante cambio en el mundo.

No importa desde dónde lo hagamos . Si el fin es el bienestar de todos y del medio ambiente, entonces nunca os rindais. Si fallas una vez, piensa el por qué. A continuación, levántate y vuelve a intentarlo. Inténtalo cuantas veces sea posible por más que falles una y otra vez, porque entonces no estarías fracasando. Estarías luchando por aquello en lo que crees. Unas veces se gana y otras se aprende.

Yo no puedo mencionar todos los momentos que cada uno de nosotros ha vivido en este colegio pero algo que hay que mencionar es el compañerismo que nos caracteriza. Daba igual si alguien nuevo llegaba y la mayoría de nosotros nos conocíamos. Toda la clase sabía que esa persona ya se había convertido en parte de esa pequeña, pero especial familia. Hemos compartido muchos momentos juntos, tanto buenos como malos, pero juntos al fin y al cabo. A eso se llama ser un curso . Acompañarse no sólo en momentos felices, si no también en aquellos momentos difíciles por los que todos hemos pasado alguna vez.

Estos dos últimos años han sido intensos, creo que para todos. Pero eran necesarios para nuestra formación de cara a una nueva y dura etapa que se nos avecina. Tanto para los que decidamos ir a la universidad como los que decidan seguir formándose a través de otro camino. Que hayamos sido alumnos de Santo Domingo es una medalla  que siempre vamos a llevar en el pecho y, al menos por mi parte, con mucha honra.

A partir de este momento empieza otro capítulo para cada uno de nosotros. Y si digo que ese libro tiene muchas páginas en blanco hacedme caso. Toca ser uno mismo y dejar las opiniones de los otros aún lado. Es la hora de soltarnos la melena y de decirle al mundo que se prepare porque la promoción 2018/2019 tiene ganas de cambiar las cosas a bien y que no quepa dudas de que vamos a ir a por todas.

Por mi parte, ya está. Espero que hayáis disfrutado, no he querido hacer este discurso demasiado dulce porque ya sabéis que el azúcar y yo…

Muchas gracias por todo y que disfruten de esta celebración.

José Manuel Ortuño Sigüenza ( 2º Bachillerato C)

Buenas noches a todos.

Nos hemos reunido hoy aquí, donde acudimos todos los días durante tantos años, para poner el punto y final a esta etapa que constituye los cimientos de nuestra vida. Pero, ¿por qué estamos realmente aquí?. No sólo estamos para escribir la última línea de esta historia y marcharnos, si no también para recordar las mejores partes de la misma y saber qué nos han aportado.

Como toda gran historia, la nuestra también tiene un comienzo. Un comienzo marcado por emociones: la alegría de conocer nueva gente y hacer nuevos amigos; la añoranza del hogar y de nuestros padres…. Pero sobre todo el valor y el esfuerzo de dejar atrás el calor familiar para crecer y madurar, aprendiendo a ser más independientes, jugando y escogiendo a las personas que serán nuestros amigos acompañándonos en los buenos y en los malos momentos. Conociendo a nuestros profesores , que posteriormente recordaremos con cariño y afecto. El más claro ejemplo es una persona que ya no se encuentra con nosotros. Esa persona no es otra que la Hermana Ana María. Alguien con un alma realmente pura y llena de bondad y amor; con vocación y talento para la enseñanza y que con su forma de ser y actuar ya transmitía enseñanzas. Fue una de esas personas que marca generaciones por su modo de ser, capaz de ser dulce y cariñosa, pero sabiendo mantener la firmeza en los momentos oportunos. Enseñándonos de todo, tanto a nivel académico como personal. Nos hizo ver que hay más gente en el mundo y no todos tenemos las mismas facilidades. Nos mostró el valor y la recompensa del esfuerzo y el trabajo diario. Una persona que representaba los valores de este colegio siempre de la mano de Dios.

Con estas enseñanzas dimos el siguiente paso para continuar escribiendo nuestra historia. Pasamos a Primaria donde aprendimos que no todo es correr y jugar, si no que aquí se venía también a trabajar y a estudiar.

Llegados a este punto, el nivel de exigencia subió y se hizo necesario agilizar la marcha, afianzando amistades y conociendo los lugares y personas más especiales de este colegio. Casi se hace imposible olvidar excursiones y convivencias que hemos compartido todos juntos y que nos han unido dentro y fuera del colegio. Esta etapa es la más larga de todas y es en la que comenzamos a formarnos como personas, con miles de anécdotas para contar.

Pero esta etapa también tuvo su fin, marcado por la ilusión y la toma de nuevas responsabilidades nos llevó a vivir momentos difíciles, como el cambio de compañeros que habían estado a nuestro lado durante largo tiempo. Tocaba volver a ser valientes de nuevo afrontando una nueva etapa en el colegio.

Comenzamos la etapa de la ESO, conociendo nuevas caras y aumentando el nivel académico de forma considerable. Aunque los primeros días se afrontaron con cierto nerviosismo, con el paso del tiempo se fue haciendo grupo y se consolidaron nuevas amistades. Los primeros compases de esta nueva etapa fueron de adaptación a lo desconocido. Era una etapa marcada por novedades continuas: los estudios, los trabajos en grupo y el honor de representar al colegio deportivamente. Todas estas vivencias nos llevaron hacia la adolescencia, cambiando nuestra forma de ser y haciéndonos madurar curso a curso.

El fín de este capítulo llega con la toma de una decisión académica muy importante, que marcará nuestro futuro y que tomaremos con el apoyo y consejo de nuestros profesores y padres.

Después de tomar esta decisión, entramos en la última etapa de nuestra historia en el colegio. Esos  dos últimos años en los que conoceremos a ese importante grupo de amigos con los que compartiremos todo tipo de experiencias, como grandes viajes que quedarán siempre en nuestra memoria, y grandes retos como la organización de la convivencia, en la que trabajamos todos codo con codo, conviviendo como una gran familia.

Todo el mundo quiere que relate el típico final feliz para esta historia, pero ¿y si no es así y lo hago a mi manera?… Simplemente espero que la próxima vez que recordéis estas palabras sea a modo de celebración;que  recordéis juntos y en familia estos tiempos felices. Si hace diez años me hubierais dicho que iba a escribir y leer estas palabras, no se si os hubiera creído. Pero es gracias a que de aquí, además de conocimientos, nos llevamos un desarrollo personal, con el que yo mismo he crecido como persona, pasando de ser muy tímido a alguien extrovertido, hoy tengo la fuerza y el carácter para leeros estas palabras. Nos llevamos también un gran conjunto de vivencias que recordaremos por siempre.

Óscar Manuel Albaladejo Marcos (2º Bachillerato D)

Hoy, 17 de mayo de 2019 es uno de los días más importantes de nuestras vidas. Hoy es nuestra graduación y nos merecemos disfrutarla todo lo que podamos. Todos sabemos lo duro que ha sido el camino, sobre todo este último año, y para muchos de nosotros lo duro que seguirá siendo.

Henry Ford dijo una vez: “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón.”

Con esto solo quiero decir claro que vendrán momentos difíciles y es muy probable que queramos rendirnos, pero no podemos rendirnos, no podemos dejar escapar ningún sueño, no podemos dejar que nos digan que no somos capaces de conseguir esa meta o que no vamos a dar la talla para desempeñar ese papel. No podemos darle a esa persona, que solo trata de socavar nuestra meta, la alegría de que se ha salido con la suya. Rendirse no es una opción y nunca lo va a ser.

Debemos confiar y tener plena fe en nosotros mismos, así como no dejar de lado nunca la perseverancia y el esfuerzo, ya que estos dos nos llevarán al éxito.

Existe mucho por lo que luchar, mucho por lo que sonreír. La vida es una y tiene sus momentos buenos y sus momentos malos. Precisamente es ahí, en los momentos malos donde debemos echar la vista atrás y recordar  por qué estamos haciendo eso.

Si ahora os preguntase alguien: ¿Si pudieseis comenzar de nuevo en un colegio, cuál elegiríais? La inmensa mayoría de nosotros respondería Santo domingo sin ninguna duda.

Santo Domingo, es un lugar en el cual puedes encontrar lo común en un colegio: nervios, lloros… las tensiones de los exámenes, discusiones con profesores.. Sin embargo, nuestra promoción, la número 62 como colegio diocesano y la 450 como universidad pontificia, es un poco peculiar.

Creedme si os digo que tuvimos no una, si no dos ranas que nos acompañaron durante cuarto de la ESO. Ese mismo año, alguien tuvo la controvertida idea de colocar una bandera de España al final de clase. Los cientos de veces que algunos le ¨daban¨ la vuelta a la mochila en cuanto te descuidabas un momento. Las innumerables veces que entonábamos “El novio de la muerte”; aquella vez en la puerta de la embajada Española en Roma o los cánticos que nunca olvidaremos como el de Angelino, pasando por el que es mi favorito, José Culón.

Es una noche para la historia, una noche de orgullo y de alegría. Seré muy breve, solo quiero dar las gracias a todos los que han puesto su granito de arena para que hoy estemos todos aquí, tanto el personal no docente, como nuestra familia, pasando por los profesores, los cuales, se han convertido en parte de esta gran familia también.

Así que tenemos que creer en nosotros y en nuestras posibilidades porque si no lo hacemos, nadie lo hará. Si creemos, podremos conseguir cualquier cosa porque, como dijo Henry Ford: “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes, tienes razón.”

Diego Rodríguez Martínez ( 2º Bachillerato B)

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