DISCURSO DE LOS ALUMNOS DE 2 BACH. GRADUACIÓN 19 MAYO 2017. 

Colegio Diocesano Santo Domingo de Orihuela.

Ingrid Mateo Sigüenza ( 2º de Bachillerato C)

Buenas noches,                        

Bienvenidos a los aquí presentes a este día tan especial para todos nosotros.

Aunque ansiaba que llegara este momento por el inicio de una nueva etapa, ahora me resulta extraño y difícil el despedirme de todos vosotros que habéis formado parte de mi vida durante muchos años.

Es aquí donde mis padres decidieron que me formara hace 15 años, no recuerdo bien mi primer día, pero sí el cariño con el que Manoli nos recibió.

Años más tarde, la hermana Ana María nos preparó para seguir adelante, para seguir creciendo como persona y poder así llegar al final.

Al finalizar primaria, recuerdo la ilusión de poder decir que ya estábamos en la E.S.O, pero a la vez, recuerdo el miedo que nos daba. Fue aquí cuando Ángeles María Conesa, nos concienció realmente de dónde estábamos, con aquellas charlas en las que nos apoyaba y nos decía que podíamos contar con ella como con una madre. Más tarde Rocío Murcia y Trini García continuaron guiándonos para alcanzar lo que era nuestro objetivo, acabar la E.S.O.

Ya llegaba el momento de entrar en la recta final, empezábamos 1º de Bachiller con muchísimos nervios, pues estábamos cada vez más cerca de que nuestro paso por aquí acabara. Gema Peco nos lo hizo más fácil, intentándonos relajar en nuestros peores días.

Llegó el último curso, del que ahora mismo tenemos los recuerdos más recientes, como cuando nuestra tutora, Gloria, entraba por la puerta con prisas porque decía que no podíamos desaprovechar el tiempo; cuando la mitad de la clase se la pasaba preguntando:¿Dónde está tu corbata?. Y recuerdos como estos, estoy segura que todos nos llevamos.

Y es ahora cuando realmente llegamos al final, objetivo conseguido.

Este colegio ha sido testigo de nuestra formación académica y personal. Hemos crecido como personas y ahora tendremos que afrontar lo que venga, teniendo en cuenta todos los valores que hemos aprendido aquí.

En este colegio compartimos momentos inolvidables junto a compañeros, amigos y profesores. Recordamos las excursiones, teatros, maratones, la convivencia y los viajes a Granada e Italia, donde visitamos multitud de lugares sin apenas dormir, aunque los profesores todavía descansaban menos que nosotros. Pero lo más importante de ello, es el recuerdo imborrable de vivirlo todos juntos.

Como parte de nuestra vida, también hay momentos complicados y duros; Los nervios antes de los exámenes, las hormonas bullendo en nuestro interior que han traído algún disgusto que otro a los profesores, y el dejar a compañeros atrás, a los que animo a seguir, pues nos encontraremos en el camino, lo importante es llegar al final.

Nos llevamos grandes amistades y numerosas experiencias, pero sobre todo la sensación de sentirnos dentro de la gran familia que forma este colegio.

Gracias profesores, por educarnos, por conducirnos hacia la búsqueda del camino correcto para que seamos personas valientes dispuestas a afrontar y asumir responsabilidades.

Gracias a nuestros padres, que nos acompañan hoy aquí o que seguro desde el cielo nos sonríen, por luchar incausablemente y querernos incondicionalmente, y ¡Cómo no! por regalarnos la oportunidad de que este colegio haya formado parte de nuestro crecimiento.

 

Natalia Mateos Cámara ( 2º de Bachillerato A)

Buenas noches:

Imaginemos que todos los aquí presentes formamos parte de un gran puzle. Compuesto de numerosas y variadas piezas.

Igual que las piezas de un puzle somos únicos e irrepetibles, cada uno con formas distintas.

Si alguna de ellas no encajara o se hubiera perdido quedaría incompleto ¿verdad?

Vayamos un poco más allá…Suponed que tan solo estuvieran las piezas que enmarcan el puzle ¿qué ocurriría? Lógicamente, no se vería la imagen.

Como diría un gran profesor, este puzle es un puzle fácil, asequible y para toda la familia y de eso estamos hablando hoy aquí, de una familia.

Os preguntaréis qué es lo que intento decir con todo esto. Desde luego, no pretendo que resolváis ningún problema matemático (Esos ya se resolverán próximamente en las mejores pizarras del colegio). Sino que de forma metafórica (para demostrar que los de ciencias también tenemos sensibilidad literaria) trato de reflejar lo que esta noche ocurre aquí:

Este puzle ha sido formado meticulosamente durante 15 años desde lo más profundo para alcanzar lo más alto, la formación de 150 piezas maravillosas.

Nosotros, los alumnos, somos esas 150 piezas que conforman este puzle y estas piedras el gran tablero donde estas encajan, piezas que encajan cuando se realizan nuestros sueños, nuestros proyectos. Y, otras veces, no encajan cuando sentimos temores o no se han cumplido nuestras expectativas.

Todo puzle es una imagen y mirar esta qué bonita.

Imagen intermitente, cambiante, este mes, en particular, imagen de flor, Como si de una ofrenda en mes de mayo se tratase.

Ahora es el momento de que estas 150 personas cargadas de sueños, ilusiones y algún que otro miedo, salgan dispuestas a encajar en otros puzles y con otras piezas, aunque la base siempre permanezca.

Pero no hubiera sido posible formar parte de este puzle si no hubiera sido por vosotros, papás que quisisteis que formáramos parte de estas piedras, de estos claustros, de esta vida, de esta historia y sobretodo que formáramos parte del amor de Dios. Un amor visible en cada uno de ellos, mis profesores.

Sois vosotros, queridos padres y profesores, esa base firme que guía y siempre permanece a  nuestro lado. Vosotros, al igual  que Miguel Ángel con una obra de arte nos habéis esculpido y convertido en las personas que somos ahora.

Somos importantes para vosotros y así nos lo demostráis cada día. Nos habéis enseñado en casa y en el colegio que, aunque sintamos miedo, no debemos abandonar jamás.

Vosotros sois esas personas »mágicas» capaces de tocar el alma sin necesidad de rozar la piel, aunque de vez en cuando, también agradecemos un abrazo.

Y como si de un cuento se tratase este puzle hoy y aquí se separa para encajar en otros puzles y contagiar cada gramo de amor y conocimiento aquí adquirido al resto del mundo.

MUCHAS GRACIAS.

 

Inés Hernández Gil ( 2º de Bachillerato D)

Buenas noches.

Las nuevas experiencias, lo desconocido, lo diferente. En general, los comienzos, asustan y nos hacen sentir inseguros. Pero, es al enfrentarte a ellos cuando demuestras ser mucho más valiente y fuerte de lo que esperabas en un primer instante. 

Nada más lejos de la realidad. Hoy cerramos definitivamente un libro que durante tantos años hemos estado escribiendo. Un libro lleno de capítulos que volverías a leer una y otra vez, otros que pasarías casi sin detenerte, algunos que olvidarás con el tiempo, y otros que te marcarán de por vida.

Cerramos un libro para abrir otro completamente nuevo y diferente. Infinidad de páginas en blanco nos esperan para escribirlas con increíbles historias. Ante todo hay que disfrutar del trayecto y la trama. 

 Comenzar de nuevo te ofrece una oportunidad para cambiar errores y sumar aciertos, aprender de la experiencia, y enriquecer así tu camino. Pero tal y como dijo Albert Einstein, “Un hombre feliz está demasiado satisfecho con el presente como para obsesionarse con el futuro”. Así que, centrémonos en el ahora y dejemos que el futuro se escriba solo.

No hace apenas unas horas que aún vivíamos ese eterno nerviosismo y pánico ante los temidos y famosos exámenes finales. Dos semanas en las que experimentamos toda clase de sentimientos. Parece imposible creer que estuvieses en medio de una carcajada, y segundos después, rompiendo a llorar como si no hubiese mañana. Y si no, que nos pregunten a Lola o a mí. Sabéis de lo que hablo ¿no?, Aunque bueno, en nuestro caso, esto no es exclusivo de estas dos semanas, todo hay que decirlo. Aún recuerdo los días previos, no podíamos asimilar que realmente todo se acababa, pero, me atrevería a decir que tampoco queríamos hacerlo.  

Dos semanas después, aquí estamos, viviendo nuestros últimos momentos como una gran familia en esta gran casa. Es justo ahora cuando desearías parar el tiempo, parar y pensar en todo lo que hemos vivido, y que hoy finalmente se convierten en meros recuerdos y anécdotas. Todo un año lleno de emociones, experiencias, altibajos, y ante todo amistad, amor y cariño.

Qué bonito es descubrir que sin apreciarlo hemos formado una vida aquí, una familia y una rutina que os aseguro que echaremos de menos.

Mi historia aquí, como la de muchos otros comenzaba hace ya 15 años. Unos pequeñajos con mocos, pipi y caca abrían una aventura para toda la vida. Fue aquí donde creamos nuestros primeros recuerdos juntos, ya que conocimos a muchos de los que hoy son parte de nosotros. 

                                                                                                                                                                            Primaria había llegado, nosotros algo más mayores seguíamos construyendo un camino en el que valores, conocimientos, actitudes y vivencias se fundían para formar a las personas que somos hoy. Pero, verdaderamente eran esos profesores que día tras día se esforzaban por ayudarnos, los que poseen todo el mérito. Aprovecho por ello para agradecerles su trabajo.

 Mientras tanto, entre nosotros ya surgían los primeros romances. ¿Quién no se casó con 7 u 8 años?, ¡Menudas boda hacíamos!, para que luego se diga que cada vez nos casamos más tarde. Los chicos aunque andaban obsesionados con el fútbol y las chicas con sus cocinitas de barro, no era extraño ver cómo todos siempre acabábamos jugando a mamás y papás. Lo que no sabíamos era que nuestros días así estaban contados. Toda una grandísima y divertida etapa llegaba a su fin para dar paso a la ESO. Aún recuerdo nuestro miedo y horror colectivo al escuchar aquella palabra.                                                                                                                                  Primer día de colegio tras las vacaciones, y fácilmente se podía percibir la angustia en nuestras caras, pero claro, los cambios aparentemente asustan. A pesar de ello, no tardamos ni una semana en adaptarnos. Fuimos descubriendo nuevas amistades, empezamos a definir nuestros gustos y personalidad. Pero, se avecinaba el gran problema, la famosa “edad del pavo”. Hormonas revolucionadas y cambios venían acompañadas de actuaciones algo singulares, dejémoslo ahí. Pero tranquilos, un ejército bien armado venía a luchar. Padres y profesores, más que nunca debían jugar un papel fundamental. Era aquí donde tenían que insistir en esos valores y rasgos que con el tiempo florecerían. No fue fácil, pero estaban preparados. Sin duda, hoy más que nunca debemos daros las gracias. Primeramente a vosotros, padres, por confiar y defendernos siempre, por amarnos incondicionalmente y comprendernos en los peores momentos. Pero ante todo, por enseñarnos a luchar y enfrentarnos a la realidad y los problemas. Y por supuesto, a vosotros profesores, vuestra labor era doblemente importante, debíais enseñarnos unos conocimientos, pero ni mucho menos quedaba ahí. Teníais la responsabilidad de seguir inculcando esos valores que el colegio transmite. Constancia, responsabilidad, gratitud, amabilidad o respeto son unas de las tantas cualidades que segura estoy de que llevaremos siempre con nosotros.

Llegaba la última etapa, un nuevo ciclo para el que no encuentro ni palabras. Realmente somos una familia y lo hemos demostrado cada uno de los días vividos aquí, pero, he de decir, que estos dos últimos años lo hemos sido mucho más. Por supuesto que viajes inolvidables con anécdotas para toda la vida, excursiones y experiencias nuevas, han favorecido esta unión imposible de explicar. Pero también, hablo de familia ya que esta etapa ha estado llena de pequeños conflictos propios de cualquier grupo, que con el tiempo han unido más esa piña que hoy como nunca reflejamos.                                                                                                                Imprescindibles son también en una familia esas personas responsables y disciplinadas que evitan que te desencamines, que te motivan cuando todo parece estar perdido, que a veces deben ser duras y exigentes, pero que siempre miran por tu bien. Una relación que va mucho más allá del profesor-alumno se ha ido forjando día tras día. Ellos han llegado a ser grandes apoyos que admiramos y respetamos, con los que hemos disfrutado y reído, que nos han hecho enfadar e incluso llorar, pero, personas que hoy todos llevamos en  nuestro corazón.

¿Qué será de nosotros (y hablo en este caso representando a 2ºD) sin esos “Shhh” constantes en clases de matemáticas?, ¿O sin esas charlas motivadoras lunes y miércoles a las 9 de la mañana en las que Rafa Nadal era siempre el perfecto ejemplo a seguir, o en las que aprendimos que Amancio Ortega es el rey de reyes?. ¿Alguno sabe de dónde viene la palabra corbata? Nosotros sí, aprendíamos al igual que esa muchas más los lunes y martes a las dos y cuarto.

Y es que, al final son esos detalles los que recuerdas y disfrutas y hacen tu paso por el colegio único e inolvidable. Si además le añades las payasadas y momentos que tus propios compañeros te regalan, el resultado es inigualable.                                                       Más que paciencia era necesaria sobre todo en esas clases en las que salía nuestra vena más española. No era extraño ver como Óscar y Andrés, más conocidos por “Los Chichos” se arrancaban con un canto flamenco improvisado y dedicado personalmente a la profesora del momento. Por no hablar de los característicos bailes KKO de Alonso o los continuos arreglos informáticos que nuestros técnicos especialistas efectuaban.    Y es que, a pesar del intento de los profesores por lo contrario, era imposible no sacarles una carcajada ante tal situación.

La rutina hoy aquí acaba. Con los sentimientos a flor de piel decimos adiós a este gran trayecto y comenzamos otro decisivo en nuestras vidas. No hay nada que temer, si hoy algo puedo asegurar 100%, es que estamos preparados para todo lo que venga. Enhorabuena chicos, lo hemos conseguido.

Os quiero.       

 

Nacho García Miralles ( 2º bachillerato B)

El día de hoy es algo más que una protocolaria imposición de becas a unos alumnos que han intentado a lo largo de su vida académica, labrar el camino que les consiga llevar a buen puerto.

El día de hoy es algo más, el día de hoy es un día de celebración, de recordar, de reflexionar sobre todo cuanto hemos recibido en este colegio, de hacer un balance de quién empezamos a ser aquí, cómo hemos mejorado con el paso del tiempo, pero aún más importante, hoy es un día de pensar en quién queremos llegar a ser, porque eso es lo que marcará cada una de las vidas futuras que podremos conseguir.

Cuando echo la vista a atrás e intento recordar cómo era mi vida cuando entré a este Colegio me resulta casi imposible deciros hoy muchas cosas. Lo que sí que puedo afirmar bien claro es que mi estancia aquí ha estado marcada por un aprendizaje constante. He estado desde Primero de la ESO estudiando aquí y, ni en el mejor de los casos me hubiera imaginado ser quién soy ahora mismo, jamás me hubiera imaginado estar ahora mismo delante de todos vosotros hablando en representación de mi clase. Nunca me hubiera imaginado llegar a donde he llegado, y como todos mis compañeros, no nos vamos a quedar aquí. Tenemos mucho que demostrar al mundo de ahí fuera, ¿no? El día de hoy merece ser vivido de la mejor manera posible, merece ser recordado como un punto de inflexión en el que nuestra vida da un cambio drástico. Hoy debemos de salir ahí fuera, enfrentarnos a todos nuestros miedos, de mirarlos a los ojos y estar dispuestos a cambiar, a mejorar, a acabar con ellos, porque hemos sido educados para ello.

La vida está llena de cambios, de experiencias que te demuestran todo lo que aún te queda por aprender, pues la vida es un largo camino en busca de algo, que de verdad nos haga sentir únicos, especiales y felices, pero también nos proporcione capacidad de respuesta ante la adversidad.

Posiblemente nunca logremos entrar el sentido de la vida, pero intentarlo nunca está de más, para ello solo necesitamos tener los ojos bien abiertos, al igual que la mente, para siempre querer aprender.

Cada año hemos ido viendo cómo, generación, a todos les llegaba este momento. Pero nunca nos habíamos imaginado sentir lo que posiblemente todos ellos sintieron.

Hoy, todos somos pequeños cúmulos de sensaciones que intentan no explotar, intentamos apaciguar nuestra tristeza, porque no queremos enseñar que no queremos irnos, porque nuestro lado más rebelde nos dice que ya toca, que ya toca despedirse, que ya toca despegar hacia Dios sabe dónde…

Intentamos aceptar lo que nos toca experimentar, intentamos pensar que no pasa nada. Pero todos dentro llevamos algo que nos dice que todo saldrá bien, que ya somos “mayores”, que ya podemos despegarnos de quiénes más nos quieren, y por mucho coraje que nos dé, los tenemos hoy presentes a todos. Hoy tenemos alrededor a quienes nos han visto crecer, aprender, madurar… Hoy es un día para agradecer, para expresar el afecto que, con el día a día, sentimos por nuestros profesores, aunque pensemos que algunos nos tuvieron manía, o que la siguen teniendo… Por eso, a vosotros, profesores, daros las más sinceras gracias posibles. Gracias por aguantar, por seguir insistiendo, gracias por intentar pulirnos cada día un poco más, gracias por conseguir sacar lo mejor de nosotros mismos, e incluso a veces, también lo peor.

Aunque por eso también os doy las gracias, y no solo a vosotros, sino a padres, hermanos, compañeros… Porque a base de palos, de frustraciones, todos hemos aprendido, y a veces, de una decepción es cuando consigues aprender la más importante lección.

Quiero pensar que nadie de los que han pasado por aquí hayan tenido una estancia fácil, porque lo fácil aburre, y en el aburrimiento, no aprendemos. Quiero pensar que todos los alumnos que hayan pasado por Santo Domingo hayan salido con la cabeza bien alta, sabiendo todo cuanto han aprendido a lo largo de sus vidas aquí, sabiendo que aquí tenemos refugio cuando nos hayamos perdido por el camino y necesitemos apoyo, ayuda o simplemente consejo.

Quiero irme de aquí orgulloso de haber pertenecido a un trocito de vuestras vidas. Quiero irme feliz, por haber conseguido hacerme una idea de quién soy y de quién quiero ser.

Pero lo más importante, quiero irme pensando que todos y cada uno de vosotros, os vais como yo, agradecidos, contentos, y con ganas de comernos el mundo, que está ahí para nosotros.

 

                                                           

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